Mi bolsa de basura

Desde el día en que nacemos nuestra huella se hace patente en el entorno. Alimento, casa, traje ... necesidades básicas al principio que han ido haciéndose más complejas con el paso de los años, inmersos como estamos en un modelo de sociedad consumista, donde primamos el “usar y tirar” al “ usar racionalmente” un producto.

Como resultado, hoy vivimos rodeados de objetos, muchos de ellos innecesarios, superfluos... creados todos a partir de los recursos que nos ofrece la naturaleza. Objetos a los que no damos ningún valor y de los que nos desprendemos sin demasiada preocupación... O al menos, así ha sido hasta ahora.

En efecto, para la naturaleza supone un gran esfuerzo regalarnos sus recursos, algunos no renovables cuando no escasos. Añadamos que el proceso de elaboración de un producto requiere grandes cantidades de agua y energía y obtendremos un objeto de elevadísimo coste ambiental para la Tierra.

Resulta cuanto menos paradójico que todos estos productos, que tanto nos ha costado crear, terminen sus días amontonados en vertederos o destinados a ser incinerados para la producción de energía, ya que de hecho lo que estamos enterrando o quemando son materias primas que podrían haber ayudado a la fabricación de nuevos productos.

La solución al problema de las basuras parte pues de un compromiso individual de cada uno de nosotros. Debemos minimizar nuestros residuos... ¿Cómo? La regla de las ERRES nos da la solución:

Reducir nuestra basura mediante un consumo racional y una correcta gestión de nuestros residuos:

- Reutilizando en la medida de lo posible cualquier objeto.
- Recogiendo selectivamente (separando en origen) nuestras basuras lo que facilitará su Reciclado.
- Reparando los objetos estropeados.
- Regalando un objeto cuando a nosotros ya no nos haga ningun papel... A otra persona sí puede valerle.

En conclusión, un Residuo casi siempre es un Recurso, tratémoslo como tal.